En relación al estado del proceso de beatificación del Padre Kentenich
Muchos miembros de la Familia de Schoenstatt preguntan cuándo se puede esperar el siguiente paso en el proceso de beatificación del P. Kentenich. Como Postulador de su proceso de beatificación, me gustaría aportar las siguientes consideraciones.
El procedimiento diocesano para la beatificación del P. José Kentenich se ha completado ya en gran medida. El Movimiento de Schoenstatt agradece la prudencia y la buena voluntad que ha manifestado y dispensado la diócesis de Tréveris a la causa de beatificación de su fundador. Schoenstatt sigue contando con la relación de confianza y cooperación con la diócesis para aclarar los asuntos pendientes.
Es bien sabido que el proceso del P. Kentenich es muy extenso, de largo alcance y que no está exento de controversias. Él es la personalidad fundadora de una obra muy grande, diversa y mundial. Su beatificación no solo está ligada localmente a la diócesis de Tréveris, sino que tiene un amplio significado internacional para toda la Iglesia. El P. Kentenich fue puesto a prueba fuertemente por parte de la Iglesia, por más de 14 años. Lo que era novedoso e innovador en su fundación y pedagogía fue a menudo cuestionado por la Iglesia. Esta es una de las razones por las cuales hay que estudiar y aclarar a fondo muchos aspectos durante su proceso de beatificación.
Como en cada proceso de beatificación, la investigación sobre el P. Kentenich abarca tanto su santidad personal de vida, como su misión para la Iglesia. Ambos aspectos se han tratado en el proceso. Son aspectos relevantes que se han investigado concienzudamente y de manera loable en las últimas décadas, desde la muerte del fundador, por parte de los Postuladores y por el Secretariado del P. Kentenich, así como por muchos miembros de la Familia de Schoenstatt. Por eso, 50 años después de la muerte del fundador, merecen un gran agradecimiento. Es justo decir hoy, con miras a la beatificación del fundador, que ha habido un serio esfuerzo y que se ha hecho todo lo humanamente posible para impulsar este proceso.
Ahora es el momento para nosotros, como Familia de Schoenstatt, de poner renovadamente todo en las manos de Dios y la Sma. Virgen; de insistir con renovado ardor en nuestra oración y nuestras contribuciones al capital de gracias por la causa de nuestro Padre: ¡Tua res agitur! Ahora el Padre-Dios tiene que hablar. Y tenemos que escuchar con paciencia y confianza filial qué nos quiere decir.
¿Qué podría querer decirnos Dios en este tiempo de espera? ¿Qué podemos hacer?
Es concebible que Dios nos quiera dar tiempo para que nuestro Padre fundador, con su persona y su misión, se haga aún más vivo y presente en medio nuestro; para que lo que le conozcamos todavía mejor y asumamos con mayor decisión y eficiencia su visión, su espiritualidad y su pedagogía. Sí, toda la familia de Schoenstatt debería ser más consciente y sentirse más responsable de su beatificación. Estamos aun lejos de la meta de la asimilación y transmisión de su carisma. El espíritu del fundador debe llegar a ser aún más fuerte y estar más vivo en nosotros. Es el espíritu que inspiró el Congreso de Pentecostés 2015 en Schoenstatt y que quiere animar e impulsar un "Schoenstatt en salida":
Llenos de espíritu misionero ofrecemos a todos los hombres, más allá de todas las barreras – hasta las periferias de la sociedad – la Alianza de Amor como camino y esperanza. De esta manera, ayudamos a construir una cultura de alianza global. El carisma profético de nuestro padre y fundador nos impulsa a una nueva fundación de Schoenstatt en medio de las circunstancias del tiempo actual. (del Memorándum del Congreso de Pentecostés, Schoenstatt, 23 de mayo, 2015).
Deberíamos incrementar nuestros esfuerzos para dar a conocer mas la persona del P. Kentenich y promover su misión. Tendríamos que entender todas nuestras actividades en este sentido; en cada reunión de grupo que realizamos, en cada encuentro y acción apostólica en la que procuramos llevar a la práctica las enseñanzas y orientaciones del fundador, contribuimos a su reconocimiento como una personalidad profética y santa para nuestro tiempo. En las comunidades, en las diócesis, en los países y en la Iglesia universal, especialmente en Roma, la persona y la misión de nuestro Padre y fundador deberían ser aún más conocidas y reconocidas.
Pero lo que nos debe importar y preocupar no es que el P. Kentenich sea “elevado a los altares” tan pronto como sea posible, ya que corresponde que el fundador de una obra tan grande sea venerado como santo. No nos empeñamos por la canonización del P. Kentenich por nosotros mismos, para nuestra satisfacción y por el prestigio de nuestro Movimiento. Lo que sobretodo anhelamos y esperamos es que con el reconocimiento de la santidad de nuestro Padre por parte de la Iglesia, su carisma sea reconocido, aceptado y sea gestor de renovación para el tiempo presente.
El P. Kentenich conscientemente no habla de su carisma, sino del carisma y de la misión de Schoenstatt para la Iglesia y el mundo en el tiempo actual. Esta es la herencia que hemos recibido de él y que queremos asumir de nuevo y más conscientemente, especialmente en este Año del P. Kentenich, para llevarla a la Iglesia. El carisma de P. Kentenich es nuestro carisma. Por consiguiente, es un desafío para nosotros - 50 años después de su muerte - y es nuestra responsabilidad, que su carisma se realice y sea fecundo en la Iglesia y el mundo. Esto no puede ser separado de su persona; por eso, procuramos el reconocimiento formal de la santidad del P. Kentenich por parte de la Iglesia. Con el espíritu del fundador, queremos proyectarnos en el futuro con él.
Por encima de todo, cada uno de nosotros y juntos en nuestras comunidades, estamos llamados a seguir el camino de la santidad que nos señala el Papa Francisco en su Exhortación Apostólica, Gaudate et exultate, del 19 de marzo 2018. Así seremos los mejores testigos de la santidad de nuestro Padre y Fundador.
Nos dejamos interpelar nuevamente por las palabras de la Sma. Virgen en el “Acta de fundación”: "No se preocupen por la realización de su deseo. Ego diligentes me diligo. Amo a los que me aman. Pruébenme primero por hechos que me aman realmente y que toman en serio su propósito. Ahora tienen para ello la mejor oportunidad ".
Si vivimos nuestra propia misión, que está vinculada a la misión del P. Kentenich, entonces su beatificación y canonización por parte de la Iglesia llegarán oportunamente.
P. Eduardo Aguirre
Postulador